«Un crítico dijo un día de mí que yo escribía con el temperamento. ¿Quién puede escribir con el temperamento? Con el temperamento sólo se puede amar u odiar, matar o morir. Pero es verdad que tampoco escribo con la razón. Escribir es una función compleja y consiste, para mí, en dirigirme a los que no quieren escuchar, a los que no han escuchado antes. Poco se conseguiría de esta gente con la razón y poco también con la voluntad. Yo tengo que hacer uso de una facultad más o menos secreta, que carece de nombre todavía, pero merced a la cual recibo ondas de los niveles más oscuros y hondos de la vida y las transmito a esos que no quieren escuchar y que tal vez no han escuchado antes realmente a nadie.»


Ramón José Sender, La orilla donde los locos sonríen (1957).

1 comentario:

  1. Hola Kris, excelente este blog, La Candida también,son muy cálidos y los nombres de alto vuelo creativo, felicidades. Tengo algo que te voy a enviar.Tqm
    Rosana

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